domingo, marzo 12, 2023

Luis García Montero

 Las sacas

Contar la historia por dentro es una de las razones que le dan sentido a la literatura. El deseo de dejar huella o de conservar las huellas de los seres queridos se une a la necesidad de comprender todo lo que cabe en una fecha, una cifra, el nombre famoso de una batalla o las resumidas explicaciones de un acontecimiento. La historia general se encarna en unos ojos, unos oídos y una soledad.  

El viento general pasa del todos nosotros al yo y al tú. He sentido de manera conmovedora esta dinámica al leer por segunda vez Las sacas de Patricio P. Escobal, un libro de valor histórico y personal muy significativo. Acaba de reaparecer gracias a pepitas ed., la destacable editorial riojana, con estudios de María Teresa González de Garay, Pío García y Jesús Vicente Aguirre. Como indica González de Garay, se trata de un clásico de la literatura autobiográfica imprescindible, porque lo normal es que no sobrevivan y no puedan contar su martirio las personas sometidas a determinadas situaciones.

El terror metódico y calculado de los militares golpistas de 1936 extendió la práctica de las sacas. Las patrullas entraban por las noches en los lugares donde habían encerrado a sus detenidos, leían en voz alta una lista de nombres y los sacaban para ejecutarlos. Después de aguardar a que su nombre fuese pronunciado por los labios asesinos, los presos salían con una breve despedida en busca de la muerte o se quedaban en su rincón a la espera de lo que sucediera en la noche siguiente. 

La primera vez que me interesé por la figura de Escobal fue gracias a las memorias de Manuel Fernández-Montesinos, Lo que en nosotros vive (Tusquets, 2008). Hijo del alcalde granadino ejecutado en 1936 y sobrino de Federico García Lorca, Manolo vivió el exilio en Nueva York. Allí conoció a Patricio P. Escobal, amigo de la familia: “un personaje pintoresco entre los pintorescos, riojano a la pata la llana, sin pelillos en la lengua, era ingeniero. Atlético y bien parecido, había simultaneado sus estudios con el fútbol y había llegado a ser capitán de Real Madrid e internacional en 1924”. Nota aquí.




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