lunes, abril 01, 2024

Supersubmarina

 Supersubmarina: la historia jamás contada

En el verano de 2016, la banda sufrió un terrible accidente de tráfico que truncó su fulgurante éxito. Aunque la herida está aún sin cerrar y el futuro es incierto, José, Juanca, Pope y Jaime han decidido finalmente romper el silencio.

La canción Cientocero fue la última que sonó pasadas las dos de la madrugada sobre un escenario del Medusa Festival. Después, llegaron ocho años de silencio tras la tragedia camino de vuelta a casa. Sucedió el 14 de agosto de 2016. Ese día, ya cerca de las ocho de la mañana, un monovolumen viajaba a unos 90 kilómetros por hora por la carretera N-322 cuando en su interior se oyeron unos gritos: “¡Cuidado! ¡Cuidado!”. Fue solo un instante, tiempo suficiente para que fuera demasiado tarde, como siempre en los accidentes de tráfico. En una curva, el vehículo se estrelló contra una furgoneta de reparto de pan, que circulaba a la misma velocidad, en el kilómetro 168 de una vía que une Valencia con Jaén. El tremendo choque frontolateral se produjo en la localidad jiennense de Úbeda, a pocos kilómetros de Baeza, hogar de José Marín, Chino; Juan Carlos Gómez, Juanca; Antonio Cabrera, Pope, y Jaime Gandía, los cuatro miembros de la banda Supersubmarina que se encontraban dentro del monovolumen que acabó hecho chatarra. Junto a ellos estaba su road manager, Fran Chicharro, y en el otro vehículo, de mayor volumen, el repartidor Miguel Ángel Lanzas. El golpazo fue tan bestia que cualquiera podría haber muerto.

Marzo de 2024. Aquel recuerdo del demonio vuelve a revivirse en Baeza, ciudad en la que José (37 años), Juanca (37 años), Pope (36 años) y Jaime (36 años) nacieron y crecieron hasta formar Supersubmarina, uno de los grupos más exitosos y queridos del pop-rock español en el siglo XXI. Es una fría mañana cuando los cuatro se sientan en un bar y hablan del día en el que la muerte les enseñó los dientes y casi acaba con ellos. El road manager y el repartidor de pan salieron por su propio pie, aunque con fuertes contusiones y vértebras rotas. Ellos cuatro sufrieron las peores consecuencias del siniestro.

“Fue en un abrir y cerrar de ojos”, cuenta el baterista, Juanca. “Grité: ‘¡Cuidado, cuidado! ¡Pope!’. Después, ya no recuerdo ninguna imagen porque, al despertar, me desmayaba. Mis únicos recuerdos están asociados a dos sensaciones: el miedo y el dolor”, añade. Toma la palabra el bajista, Pope, quien, pasadas las seis de la mañana de aquel día, se puso al volante para relevar al road manager por cansancio: “Cuando desperté, no podía respirar porque tenía el volante como incrustado en mi pecho. Tuve que romper la ventana con el puño para poder salir. Tenía el fémur de la pierna izquierda roto y varias costillas destrozadas. Me arrastré para ver cómo estaban los demás”. En el momento del golpe, Pope conducía el Seat Alhambra, Chicharro iba de copiloto y atrás, en el vehícu­lo de siete plazas, estaban José, Juanca y Jaime. “Solo veía sangre y sentía como un soplete quemándome el cuerpo”, rememora el guitarrista, Jaime Gandía, cuyos gritos, a causa de la rotura de la tibia y el peroné de la pierna derecha, rajaron el silencio de la comarca de La Loma a primera hora de aquel domingo de verano. El único que no puede recordar nada es el cantante y compositor, José: “Iba durmiendo. Todo lo que sé me lo han contado. Lo único que puedo decir es que ese día mi vida cambió”. Él sufrió las peores lesiones, entre ellas un gravísimo traumatismo craneoencefálico. Llegó inconsciente al hospital, más muerto que vivo. Nota aquí.





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