Patti Smith y Soundwalk Collective en el Opera: magnificar la vida
Junto al grupo encabezado por Stéphan Crasneanscki, la artista protagonizó una velada de alto vuelo emocional y poético, que enlazó el hechizo de su voz con una puesta que hizo del teatro una cápsula ganada por la magia.
“Perdón por mi cof, cof”, se excusó en español Patti Smith, previo al bis, a causa de la tos que la acompañó a lo largo de su actuación. Ni siquiera el té de jengibre que sorbía de tanto en tanto pudo mermarla. Durante la gira que nuevamente la trajo a Buenos Aires en la noche del lunes, la cosa escaló. Los síntomas de su afección comenzaron en Colombia, se expandieron en Chile y se agudizaron en la capital argentina (aún le resta Brasil). Si bien supo patentar un temperamento empoderado que inspiró a generaciones de público, detrás de eso hubo una infancia enfermiza. Patti nació con neumonía bronquial, sucedida por una tuberculosis y la escarlatina. Hasta los 20 luchó por su supervivencia, siempre con el amparo de su madre. Y justo fue por eso que decidió que no iba a tirar su vida a la basura.
Desde entonces se dedicó a celebrar al arte propio y ajeno porque “magnifica su vida”. Tal como lo demostró en el Teatro Ópera, una vez más. Tras venir a la ciudad como cantante, poeta y militante, la legendaria artista mostró en esta ocasión la veta que desató una de las trayectorias más fecundas de la cultura popular contemporánea occidental. Antes de instalarse en el Hotel Chelsea, Smith arrancó en la performance. Primero en las calles de París, y más tarde mientras se hacía un lugar en la escena musical neoyorquina de comienzos de los años 70. Correspondences es el nombre de la obra en la que la estadounidense juntó fuerzas con Soundwalk Collective para generar un laboratorio artístico que reflexiona acerca del impacto devastador del hombre en la naturaleza.
Hace 10 años, el investigador artístico francés Stéphan Crasneanscki empezó a documentar de manera filmográfica la extinción de especies animales y la destrucción de hábitats naturales, y se lo mostró a Smith en un vuelo en el que coincidieron. A partir de ese momento, como si se tratara de correspondencias a la vieja usanza, fueron afinando el proyecto hasta convertirlo en una serie de cortometrajes, con sus respectivas bandas de sonido, a la que la reina del punk le aportó su cosmogonía poética. Pero la experiencia no se limita lo que sucede en escena. Previo a que se apagaran las luces de la sala, en la inmensa pantalla que colgaba en el fondo del tablado un texto invitaba al público a que enviara los videos que grabara con su teléfono, con la intención de generar un collage colectivo. Nota aquí.
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