martes, julio 01, 2025

Las Cuevas del Vino

 Valdeorras, o el país de las mil cuevas secretas del vino

La comarca gallega más oriental, encajada en el puzle territorial con El Bierzo, lucha por conservar su tesoro más desconocido: grutas excavadas en la arcilla o la roca, organizadas por barrios e ignoradas por la documentación histórica.

Tito Rodríguez y Pepe Simón aguardan a los visitantes, según lo acordado, en el Bar Santos de Vilamartín de Valdeorras.

-¿Son ustedes los bodegueros?

-Somos los coveiros, que no es lo mismo —responden a los forasteros—. Las cuevas del vino pueden tener bodega o no tenerla. Ahora, muchas la tienen, pero antes no... Antes todo ocurría en las cuevas. Se hacía el vino, y se guardaba.

Hoy, muchos coveiros, los propietarios de covas (o cuevas), construyeron una bodega en la parte anterior, conectada a la boca de la gruta, e incluso levantaron su casa encima. Pero las cuevas, más de mil aunque no se sabe cuántas —invisibles para el ojo desavisado y en buena parte también para el catastro pese a las chimeneas que las delatan— hunden sus galerías en las montañas que rodean el paisaje de la comarca de Valdeorras (Ourense), y perduran desde un tiempo que nadie sabe concretar.

No se han hallado documentos históricos que acrediten el origen de este patrimonio etnográfico, único en Galicia, que sobrevive (pese a unos cuantos derrumbes) ajeno al paso del tiempo. Espacios de reunión y de fiesta —hay una cueva que se llama “de los 12 amigos”—, pero también de oscuridad, humedad, frío y silencio. Con aspecto de catacumbas o iglesias clandestinas (y en realidad, santuarios del vino), son grandes desconocidas para la mayoría de los gallegos pese a que, paradójicamente, han llegado hasta aquí “autobuses cargados de japoneses”, cuenta un portavoz de la Denominación de Origen Valdeorras. Son turistas ansiosos por catar los caldos en taza de barro, y participar, con un pañuelo atado al cuello, en alguna de las rutas de las cuevas que organizan los dueños en varios de los municipios de la zona. No todos los coveiros y bodegueros están amparados por el sello de la D.O., pero en la comarca nadie olvida que las cuevas “son la historia” y una razón de lo que son ahora.

Para encontrar Valdeorras, solo hay que buscar en el mapa de Galicia la punta que más sobresale hacia Oriente, encajada en el puzle de las comarcas con El Bierzo leonés. Estas áreas vitivinícolas tan parecidas en clima y composición del terreno son “esa pequeña parte del Mundo en la que se cultiva el Godello”, resume Marta Sertaje, directora de exportación de Adegas A Coroa, en un enclave con historias de castros y templarios en el municipio de A Rúa. En Valdeorras también hay otras variedades de blanco y tintos como el Mencía, pero el Godello es hoy tan demandado en España que apenas basta para saciar la sed nacional. Nota aquí.








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