Actos en la Iglesia donde se infiltró Astiz
A 48 años de los secuestros de la Santa Cruz: “Memoria completa sería conocer el destino de los 30.000″
Familiares y compañeros de los doce secuestrados denunciaron las políticas de olvido y entrega el gobierno de Javier Milei.
La Iglesia de la Santa Cruz, ese lugar que Alfredo Astiz y la patota de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) sumieron en el terror hace 48 años, se llenó de memoria para recordar a las tres Madres de Plaza de Mayo, las dos monjas francesas y los siete militantes que fueron secuestrados entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977. No fue solo un ejercicio de recordación. Sus familiares y compañeros denunciaron la decisión de reescribir la historia del gobierno de Javier Milei y respondieron a las provocaciones: “Memoria completa sería conocer el destino de los 30.000, de nuestros hermanos que aún nos falta encontrar. Memoria completa sería que cada uno de los asesinos y sus cómplices civiles estuviera cumpliendo prisión perpetua en una cárcel común”.
Taty Almeida, presidenta de Madres de Plaza de Mayo, esperaba detrás del escenario que comenzara la conmemoración. Con su pañuelo en la cabeza, se fundió en un abrazo con Ismael Serrano, el cantautor que puso su música al servicio de la memoria. “Siempre que puedo y que me convocan las Madres estoy. En un contexto como el actual hay que reivindicar más que nunca la memoria y gritar fuerte que son 30.000, como un antídoto contra el negacionismo y los discursos de odio”, comenta Serrano con este diario.
A los pocos minutos, el acto empezó a rodar. Mabel Careaga se encargó de reconocer a Serrano por acompañar con su música al movimiento de derechos humanos. “Antes de conocer este país –al que llevo acudiendo desde 1997–, gran parte de mis referentes estaban aquí”, contestó él y contó que, en sus años de estudiante en la Universidad de Madrid, solía participar de los homenajes a las Madres.
Con su guitarra, tocó siete temas. El último fue Papá, cuéntame otra vez. Esta vez cantó que los muertos siguen podridos de crueldad y que ahora mueren en Gaza los que morían en Vietnam. A pocos metros, una mujer extendía una bandera de Palestina.
–Hola, hola –lo sorprendió Taty desde el público con un micrófono–. Cuando vos hablás, ahí está Alejandro, están los 30.000 –le dijo.
El cantante se emocionó desde el escenario, y Taty continuó: “A vos, querida Mabel, yo sé que desde algún lugar tu vieja te está aplaudiendo”.
Mabel es una de las hijas de Esther Ballestrino de Careaga, una de las dos Madres de Plaza de Mayo que fueron secuestradas en la Iglesia de la Santa Cruz. La otra fue María Ponce de Bianco. Su hija Ana estaba sentada entre el público.
El 8 de diciembre de 1977, las Madres de Plaza de Mayo y otros familiares de desaparecidos estaban recaudando fondos para publicar una solicitada en el diario La Nación. En el texto decían: “Por una Navidad en Paz, solo pedimos la Verdad”.
En la parroquia también estaban Ángela Auad, Patricia Oviedo, Eduardo Gabriel Horane, Raquel Bulit y la monja francesa Alice Domon. Todos ellos fueron secuestrados por un grupo de tareas y llevados a la ESMA.
Ese mismo día, la patota llevó a cabo otros dos operativos. Uno en el atelier de Remo Berardo en la calle Magallanes del barrio de La Boca. El otro, en el Bar Comet, del bajo porteño, donde estaban Julio Fondovila y Horacio Aníbal Elbert.
La cacería todavía estaba incompleta. Dos días después, un grupo de represores fue hasta la parroquia San Pablo, de Ramos Mejía, donde vivía la religiosa francesa Leonie Duquet. Azucena Villaflor de De Vincenti, fundadora del movimiento de las Madres de Plaza de Mayo, fue secuestrada a metros de su casa en Sarandí, Avellaneda, cuando salió a comprar un segundo diario para comprobar que la solicitada se había publicado correctamente.
Todos ellos fueron arrojados a las aguas del Mar Argentino en un vuelo de la muerte. En 2005, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) logró recuperar los restos de las tres Madres de Plaza de Mayo, de Duquet y de Auad.Nota aquí.




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