El cantor de la voz grave y pastosa
La costumbre es más fuerte que el amor. Pero de entrada era como el Joven manos de tijeras. Un recuerdo de esas garras, por favor. Un zoom. No eran manos humanas, y mucho menos de guitarrista. Quizá sí manos para aplastar fititos o para jugar al ring raje. Pero de esas manos, de esos dedos, no era posible que saliera un do mayor . Nota completa aquí.
miércoles, junio 08, 2011
Edmundo Rivero
Publicadas por Romano a la/s 7:24 p.m.
Etiquetas: Edmundo Rivero, Tango
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