Que llueva, que llueva
Se cumplían cuarenta años de 'A cántaros' y anoche comprobamos, con el respaldo cómplice de Ismael Serrano y Olga Román, que no es solo himno, sino revulsivo
Sí. Tendría que llover a cántaros. No ese goteo pudoroso, de abriles dislocados por la climatología, que nos recibía anoche por la calle Alcalá. Precisaríamos un aguacero impenitente que arramblara con las miserias propias y los miserables que nos atormentan; chuzos de punta para asaetear a los pobres de espíritu, a tanto mediocre con licencia para avasallar; diluvios que nos barriesen los vacíos abisales del alma y presagiaran un rayo de luz tenue y perezosa en la amanecida. Los milagros, por desgracia, solo suceden en los insondables territorios de la poesía. Pero contamos, por suerte, con Pablo Guerrero —tierno, tímido, sentimental— para oficiar el efímero espejismo de la belleza. Nota aquí.
jueves, abril 12, 2012
Pablo Guerrero
Publicadas por Romano a la/s 6:36 a.m.
Etiquetas: Pablo Guerrero
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