LA VIDA EN VUELO
El nido es un escondite de la vida alada”
G. Bachelard
En 2001 vine a Madrid desde muy lejos, como las aves migratorias.
Y durante aquellos años que fueron muchos, fantaseaba con volver a la otra orilla preguntándome entonces, qué sería lo que más echaría de menos de esta ciudad además de los afectos.
El Libertad siempre encabezó esa lista…integrándola por completo. Porque los sitios son los afectos que nos dan forma. El nido, esa confianza cósmica en el mundo, un refugio absoluto, como las personas que uno quiere y que lo quieren a uno.
Luego volví a mi origen, sin dejar de buscar y en ese viaje descubrí que podía plasmar en color las ansias de vuelo que me acompañan desde siempre. Así comenzaron a brotar plumas y miradas aladas de mis manos. Tantas y tan poderosas fueron, que surcaron los buenos aires y me trajeron de regreso a esta, mi otra casa.
Estas aves me enseñaron a ver con sus ojos, que cuando una se va y construye nidos de amores, se comparte y no se parte, se eleva para descubrir la inmensidad en lo pequeño, la belleza y lo inconmensurable del amor en Libertad. Crónica aquí.
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