Las canciones y el paso del tiempo
En el Gran Rex la voz ya no es la de antes y la orquesta peca de cierta sobrecarga enfática, pero se trata de las canciones de un disco esencial en la carrera del catalán, que construyó un vínculo indestructible con el público a través de títulos eternos.
Mediterráneo Da Capo, propone Joan Manuel Serrat a partir de uno de sus mejores discos, Mediterráneo, registrado en 1971. Volver al principio, según la expresión italiana que se usa en música desde hace siglos. Y eso es, precisamente, lo mejor que puede hacerse con estas canciones: volver a ellas, a lo que supieron construir, al lazo indestructible que es capaz de crear ese artefacto poderosísimo de la canción, sobre todo cuando pasa a formar parte de los afectos personales y colectivos. Un Gran Rex repleto y, como debe ser, eufórico, el primero de una serie de trece –todo un dato en sí mismo, en tiempos de miseria espantosa–, ratificó la permanencia de ese vínculo. Una persistencia capaz de volver piadosa la escucha y la mirada sobre lo que resulta ineluctable: el paso del tiempo. Nota aquí.
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