“Para mí el éxito es dormir tranquila”
La música rompe moldes. Yo fui un adolescente de esos que creían pertenecer a una tribu urbana y que no escuchaban artistas que no fueran de su género escogido. Cualquier recomendación que venía de fuera era mala per se y no la aceptaba. Por suerte, con la edad vas perdiendo esa mala costumbre, abres horizontes y descubres que hay artistas que pueden despertarte sentimientos desde terrenos que creías muy alejados del tuyo.
Algo así me pasó con Rozalén cuando fui a su primer concierto. Conocía su nombre, claro. Era imposible escapar de su éxito, mi compañera escuchaba sus canciones constantemente y mi buen amigo Facu Díaz me había hablado de su nuevo disco, aunque reconozco que no lo escuché antes de acudir a verla. Tras dos horas de espectáculo salí fascinado. En un lugar como el Palau de Les Arts de València, símbolo del despilfarro y la corrupción del Partido Popular, había aparecido una persona de Albacete, con una guitarra, una intérprete de lengua de signos y una banda que le acompañaba y había hablado de feminismo, de memoria histórica, del conflicto vasco, de educación, de amores prohibidos… y lo había hecho desde la sencillez y el corazón. Eso se nota. No soporto esos artistas que hablan de amor cuando ves que su único amor es hacia su cuenta del banco. A Rozalén se le notaba que lo hacía con naturalidad. Nota aquí.
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