“Es el fin de una era en la música brasileña, son los ciclos de la vida”
El artista, que cumple 81 años, emprende una gira europea con hijos, nietos, una nuera y otros músicos y que hará parada en el Teatro Real de Madrid el 29 de julio.
Al brasileño Gilberto Gil (Salvador de Bahía, cumple 81 años el lunes) se le nota igual de cómodo en su papel de músico polivalente como en el de patriarca de una troupe de artistas. El compositor, cantante e instrumentista emana sosiego mientras dirige un ensayo en su estudio de Río de Janeiro que es a la vez un feliz encuentro familiar en torno a una merienda en el que solo sus bisnietas gemelas reciben más cariño. Han venido casi todos los hijos, nietos, una nuera y los otros músicos con los que emprende la gira Gilberto Gil & Family: Aquele Abraço, en la que recorren Europa en autobús para actuar en 16 ciudades de diez países. El Teatro Real de Madrid los acoge el 29 de julio dentro del Universal Music Festival.
La vida de Gilberto Gil es un paseo por relevantes episodios de la historia de Brasil. Hijo de un médico y una profesora, el único alumno negro de su promoción en los Maristas alumbró junto a su paisano Caetano Veloso el movimiento subversivo Tropicália justo antes de que la dictadura los encarcelara y exiliara en 1969 a un Londres en efervescencia. Artista omnívoro volcado en el mestizaje musical, acompañó a Lula como ministro de Cultura (2003-2008).
Gil conversa en esta entrevista —celebrada la tarde de Corpus Christi y que él cerró hablando un bonito español— sobre el crepúsculo de una generación irrepetible en la música popular brasileña, sobre el género más escuchado en Brasil, racismo, la simbiosis con Veloso o el presidente Lula. Nota aquí.
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