miércoles, enero 17, 2024

Ana Useros

 Cuando no se podía cambiar el mundo ni hablar de ETA: “La palabra había muerto”

Ana Useros recupera en un libro la olvidada figura de la víctima del terrorismo Manuel Indiano para reflexionar sobre los años del cambio de siglo en los que el diálogo parecía imposible y la izquierda extraparlamentaria se sentía impotente.

Manuel Indiano, técnico electrónico de formación, tenía 29 años, una tienda de chucherías llamada Kokolo y un cargo de concejal en el pueblo guipuzcoano de Zumarraga. No tenía demasiado afán de ocupar aquel cargo público: entró en las listas para cumplir el mínimo que necesitaba el partido y no salió elegido; pero acabó ejerciendo tras la renuncia de varios compañeros. Un giro que sellaría su destino.

El 29 de agosto del año 2000 por la mañana los terroristas le asesinaron pegándole 14 balazos en su propia tienda. ETA lo venía señalando desde tiempo antes, amenazándole mediante pintadas: le llamaba “enviado de Madrid”. A 400 kilómetros de allí, precisamente en Madrid, Ana Useros era una joven de la misma quinta, alejada espacialmente, pero también ideológicamente de Indiano: no militaba en el Partido Popular, sino en la izquierda extraparlamentaria del barrio de Lavapiés, donde frecuentaba centros sociales okupados e iniciativas culturales y feministas. Useros sintió entonces una conexión profunda con Indiano. Pero se la guardó hasta ahora. Entonces no se podía.

Cuando no se podía (Lengua de Trapo y Círculo de Bellas Artes) es un libro fabricado con varios mimbres. Uno es la historia de Indiano, que Useros se proponía recuperar. Ahora lo veía de otra manera: si entonces le llamaban la atención aspectos propios de la juventud o de la época, como el hecho de que Indiano lo dejara todo en Madrid, sin motivo aparente (en realidad le movía el amor), para militar en el País Vasco, o que decidiera no llevar escolta, como un acto de fatalismo; a la hora de acometer el libro, la autora, ya madre y no solo hija, se fijó en otros aspectos más acordes con su etapa vital. Por ejemplo, el hecho de que Indiano nunca le dijera a su familia que era concejal del PP en Zumárraga. O que dejara una pareja embarazada de siete meses, Encarnación Carrillo, a través de cuyas entrevistas publicadas trata de trazar un perfil de la víctima. “El asesinato de Indiano tuvo repercusión en su momento”, dice Useros, “pero luego su caso, como el de otras víctimas anónimas, exceptuando a Miguel Ángel Blanco, se convirtió en un número más en las estadísticas”. El recuerdo de Indiano en la web de víctimas del PP apenas ocupa seis líneas. Nota aquí.




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