viernes, agosto 02, 2024

Daniel Araoz

 "Está bueno viajar hacia el pasado y verse a uno mismo"

En la obra, coescrita junto a su hijo Pedro, el actor recorre su vida. Dice que hizo "mucha autocrítica" y que este espectáculo le sirvió para "sanar las heridas".

Daniel Araoz puede decir que ha vivido. El actor –celebrado como por su carrera humorística en la Argentina, premiado por sus roles dramáticos en el exterior- estará presentando su unipersonal Master Araoz en la Sala Caras y Caretas 2037 (Sarmiento 2037) durante todo agosto, viernes y sábados a las 20. 

La obra, coescrita junto a su hijo Pedro, recorre su vida, desde su infancia en los parajes cordobeses y sin pasar por alto sus momentos personales más oscuros ni los más sorprendentes, como su pelea personal con un presidente y la inclusión de su nombre en listas negras. Mientras recorre el país con esta obra, Araoz también impulsa el proyecto de ley Pancitas Llenas, junto a otros artistas y a Julio González, de Oralí, como el actor destaca especialmente. Entonces su misión, explica, es doble: llenar las almas y las panzas.

-En muchos aspectos, llevaste una vida excepcional. ¿Cómo se construye la empatía con el público cuando uno está en esa situación?

-Bueno, este es un trabajo donde tenemos primero el desafío de construir el contenido en este living, durante la pandemia. A mí mi hijo me da sabiduría para trabajar, porque trae con su juventud una pureza que el adulto pierde con el paso de los años. Ahí hay una visión sanadora y desde esa visión sanadora nos metimos en mi historia. Viste que a cierta edad, está bueno viajar hacia el pasado y verse a uno mismo. Ahí hay que hacer mucha autocrítica y aparece como mensaje del fracaso un aprendizaje muy importante. Pero yo nunca quiero sentenciar. En mi generación pasó. Ojalá que a las generaciones que vienen no les pase eso. Pero ahí hay un viaje retrospectivo cuyo lenguaje es el lenguaje cómico. O sea, indefectiblemente tenés un ejercicio de texto cómico, de tiempo, de respiración, de concentración.

-Te convertiste en tu propio personaje.

-Mi oficio, como me lo enseñó alguna vez mi querido (Norman) Briski, cuando yo llegué de Córdoba, es el de autogestionar todos mis personajes. Son composiciones que hice yo. Como un músico hace canciones, yo compongo personajes. Todo el trabajo de estos años está ahí. También tomamos una anécdota de cuando yo era chico y ahí aparece toda mi familia, el campo, el barrio General Paz, mi barrio, mi casa del alma, con ese patio de glicinas, mi madre y mi tía Yolanda enseñándome a actuar, porque eran artistas independientes en plena dictadura, con todo el horror y la crueldad, la oscuridad de esa época, donde se vivía bajo el miedo más absoluto. Mi madre puso una semilla de luz adentro de mí con el arte, y entonces imaginate, cada función que hago es un homenaje a ella y a mi viejo, un laburante, un obrero relojero, a alguien hermoso que me llevaba al campo y me hacía probar las plantas, porque era hijo de Juana Ibarra, mi abuela comechingona. Nota aquí.



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