martes, agosto 27, 2024

Lola Andrés

 Paco nos cuenta en su Blog.

"La poesía es lo único que me da paso a un espacio, imprescindible para mí, en el que el aliento es más intenso"

Llámala (Editorial Dilema) es el último libro de Lola Andrés, en el que la poeta valenciana pone de manifiesto una vez más su buen hacer poético, una voz única en cuya poesía se hallan más preguntas que respuestas, un camino de indagación que como lectores transitamos a través de la palabra.

“No comprendo el hogar no sé qué es / esta nostalgia / rota cuando hablo”. Dice Lola Andrés en uno de los poemas que componen Llámala. Su visita y su diálogo son todo un privilegio que compartimos con vosotros:

1.- A menudo, muchos autores, ante el hecho de escribir un libro se preguntan “¿por qué no?” Sin embargo, invierto la pregunta al abrir esta entrevista para preguntarte: ¿Por qué sí? ¿Por qué Llámala? ¿Qué te ha impulsado a escribirlo o cómo nace?

Todos los libros que he escrito tienen una atmósfera en común, todos. Probablemente cambie, debido al momento de la escritura, la estampa formal, pero le doy una importancia esencial al aire que se respira cuando se produce la lectura. Con esto hago referencia a que escribo libros, casi nunca poemas sueltos. Si el cuerpo y sus acompañantes –pensamiento, intuición, palabras sobrevenidas, etc.‒ están dispuestos para la escritura es porque durante un largo periodo de tiempo voy cavilando, sin escribir nada todavía, sobre algo que me va empujando. En el caso de Llámala, fue el pronombre ella, ese afuera de una que trasiega con el resto de pronombres. Titularlo con un imperativo es una exhortación, es como decir: «eh, escucha, aquí la tienes, si te parece bien».

2.- Hay en el título una sugerencia, una voz imperativa que nos invita a entrar en él. ¿A quién o a qué se apela en Llámala?

Obviamente al alguien que quiera aproximarse a su lectura, aunque también se refiere a un requerimiento de las diferentes voces del libro a simular un cónclave, ficticio siempre, en el que pueda establecerse un diálogo entre ellas. Me interesa mucho el hilo argumental resultante de la polifonía. Si pensamos que la poesía es otro espacio y nos alejamos de una vez de esa confusión entre el hecho vivencial y la voz en la escritura, veremos que ella es polisémica ‒está la madre, la poesía, la enfermedad, la muerte, la compasión, la amante, la dejadez, la tentación...‒ y, a su vez, un fondo acuoso de todo ello.

La metamorfosis en poesía permite los trasvases más insospechados y también la invención más confusamente creativa, y se da, claro, partiendo de nuestros parámetros o elementos vitales, cómo si no.

3.- Hay en la segunda parte del poemario una estructura original en la que los poemas se intercalan con breves diálogos que aparecen a pie de página. ¿A qué responde esta estructura?

La forma dialógica me permite entrar en lugares desconcertantes y velados. El uso de la palabra en un diálogo produce una verosimilitud que da paso a un ritmo ligero y reconocible. Aunque en estos tramos el contenido se disparata –mi deuda con Becket o con de la Serna o con Kafka es inmensa‒, me interesa patentizar lo oculto, lo no fructífero y lo inaudito. Cómo no va a acoger la poesía, haciéndolo suyo mediante lenguaje y silencio, eso que deambula adentro del ser y que no va a ningún sitio –o sí, quién sabe.

4.- ¿Cómo definirías tu poética? ¿Qué te interesa de la poesía?

Hay poco que definir aquí, me parece. En cualquier caso, sí puedo sugerir, sin afirmar nada, que la poesía es lo único que me da paso a un espacio, imprescindible para mí, en el que el aliento es más intenso, más otro y en el que puedo intuir un ensanchamiento vital; y al decir vital lo hago extensivo a todo lo que me envuelve. Ya hay demasiadas poéticas. Yo no tengo ninguna, qué le vamos a hacer. Nota aquí.



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