martes, octubre 15, 2024

Dani Martín

 La verdad de Dani Martín: “Vivo en un desequilibrio emocional. Me acompaña y me merma”

El artista vuelve con 30 kilos menos y con el espíritu rebelde y las letras afiladas de siempre. Sin concesiones. Dice que su nuevo álbum, ‘El último día de nuestras vidas’, es un grito a favor del amor por el presente.

—¿Qué haces? —pregunta Dani Martín.

—Escribo en las notas del móvil un sms que quiero enviar.

—Pero escríbelo ya en la aplicación.

—No, es un mensaje muy delicado que quiero releer y corregir, elegir bien las palabras, y se me puede enviar antes de tiempo.

—Pero entonces no es espontáneo, no es lo que te sale. ¡Hay que ser de verdad, ser tú!

Es inútil explicarle que hay verdades que necesitan asomarse de otra forma, y que ciertos espíritus manejan las palabras como cables de artificiero. Pero dentro de la reflexión de Dani Martín (Madrid, 47 años), que está en el restaurante Lúa de Madrid frente a un plato de verdinas y un vaso de agua con gas, deambula su vida entera y su carrera de éxito. Lo que me dé la gana, tituló su último álbum original en 2020, y así es con todo. Auténtico sin que eso signifique agradable, verdadero sin que puedan existir otras verdades que casan mejor o peor que la suya; él es él. Lo único cierto es que después del éxito desmedido de El Canto del Loco, de ser estafados por su anterior mánager —que pagó con cárcel— y de disolverse en una separación que miles de fans no superan, Martín volvió a salas pequeñas, remontó a las medianas y, años después, acaba de llenar ocho días el WiZink Center para finales de 2025. Unas 140.000 entradas vendidas en cuestión de horas, un hito sin precedentes en la música española (al poco incorporó un noveno y décimo día, cuyas localidades también ha agotado). A los himnos de El Canto del Loco se sumaron otros, ya en solitario, y ese camino lo ha hecho de una forma tan insólita que su fama es aún mayor que entonces, cuando era el líder del grupo. Lo ha hecho sin concesiones artísticas, sin peajes mercantiles, escribiendo en los sms lo que le salía de dentro, sin cálculos de riesgo, sin medir daños ni amor: vomitando. No es raro que este nuevo disco se titule El último día de nuestras vidas. En la vida apacible de este hombre que sale de su casa al amanecer a caminar hora y media y lee la prensa de papel desayunando, casi siempre es el último día.

El pianista Iñaki García dice que Dani Martín es algo a estudiar: “Tiene éxito sin estar de moda”. “No renunciaría a mi verdad”, dice Martín hacia el final de la entrevista. “Y creo que mi verdad es la que me ha traído hasta aquí. Y de repente el haber mostrado tu verdad hace que un ramillete de canciones sea a lo que te puedas agarrar”.

Después del verano de 2023, el músico se subió a la báscula: 94,7 kilos. “Nunca había llegado a 90. Así que me encerré en casa, dejé de beber alcohol y me puse a comer sano, mucho, una dieta antiinflamatoria”, dice. Perdió 31 kilos. Su determinación describe bien el carácter del cantante de la última gran banda española, El Canto del Loco. “Hay a gente que le sienta mejor el alcohol y hay a gente que le sienta peor; a mí no me sienta del todo bien. Y ahora soy mucho más feliz”, concluye. En unas semanas volverá a boxear.

Esa vida pacífica de estrella del rock que mira los excesos a distancia la dinamita en el estudio, donde no deja títere con cabeza. En febrero de este año lanzó ‘Ester Expósito’, una canción dedicada a la famosa actriz española en clave paródica: el cantante maduro que observa a la chica de moda bailando un viejo éxito suyo, le suplica dedicarle un hit pero ella ya está a otras cosas, por ejemplo Arón Piper, otra joven celebridad como ella. Hubo división dramática de opiniones y Martín fue objeto de artículos durísimos en los que se le acusaba de babosear a una chica a la que doblaba la edad. No se pronunció en público, aunque en privado alabó un artículo de Jimina Sabadú en EL PAÍS (“lo mejor que se ha escrito, con humor, en la misma clave en que se canta”, dijo). “La canción (que está muy bien)”, escribe Sabadú, “la bailarán señoras de mediana edad en karaokes de barrio y fiestas de pueblo, soñando que eso de ‘por qué no me miras si la escribí por nosotros’ se lo dice Martín a ellas. Esas señoras, su público, jamás se cruzarán con Dani Martín, ni sus hijos con Ester Expósito”. Y Martín, ¿qué dice hoy? “Que haya gente que no entienda absolutamente lo que estoy diciendo es su problema, ¿no?”, dice. Nota aquí.







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