martes, octubre 08, 2024

Rodolfo Serrano

 Una vida tranquila

Qué quiere que le diga, estoy tranquilo,
ya no ambiciono nada y nada espero.
Dejo pasar los días, un rescoldo
de aquellos viejos fuegos del pasado.
De vez en vez, alguien que me recuerda,
me llama por teléfono, me habla
de los lejanos tiempos en que fuimos
los reyes de la gloria y de la noche.
Las calles y sus sombras, el delirio
de amor y sus derrotas, las batallas
inútiles, absurdas -lo sé ahora-
las madrugadas frías. El desastre.
Ya ve usted, no sé si el calendario
me dará algún momento, pero ahora,
mi vida ya cumplida, solo tengo
esta nostalgia blanca por su nombre.
Por el recuerdo de un cuerpo en la penumbra,
algún verso perdido que aún me viene
confuso a la memoria y ese tacto…
el calor de su piel entre mis dedos.
El tiempo es un canalla, amigo mío.
Nos roba lo mejor de lo que fuimos,
deshace aquellos nudos que hoy sabemos
eran humo perdido en las promesas.
Así que vivo en paz. Espero. Leo.
Un café. Ver la tele y aburrirme.
Un recuerdo. Lejano. Tal vez, nada.
Y el dolor. Caminar hacia las sombras.
Foto de Raul Cancio.



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