viernes, octubre 17, 2025

Bar Quintino

 Cafetines de Buenos Aires: fútbol, tango y la herencia familiar de un bar centenario que sobrevive en una esquina de Boedo

Un rincón de 120 años resiste inalterable en la esquina de Quintino Bocayuva y Carlos Calvo. Es el Bar Quintino, hoy atendido por el hijo y la viuda del responsable de la movida tanguera nocturna que había alcanzado el café a lo largo de décadas. Entre recuerdos de tango y fútbol, hoy la familia enfrenta el desafío de mantener viva la tradición de otro Bar Notable de la Ciudad de Buenos Aires.

Boedo es un barrio de cafés con su epicentro en la avenida homónima entre Independencia y San Juan. En esas cuatro cuadras existe todo tipo de oferta cafetera: bares notables, cafés que apenas se notan, cafés de franquicia, cafés para llevar, confiterías y pizzerías-cafés. Sin contar los fantasmas que deambulan tras una silla que dejaron los legendarios Biarritz, Japonés, Dante o los billares del Alenjo. Los dos últimos, incluso, llegaron a conocer el siglo XXI.

Hacia 1870 la traza de la Avenida Boedo llegó a constituir el límite de la ciudad. Por entonces, la zona era un descampado de alfalfares. Recién en 1882, el primer intendente municipal, Torcuato de Alvear, le puso nombre a calles de la periferia de la nueva Capital Federal. Y lo hizo recordando a diputados que asistieron al Congreso de Tucumán de 1816 en representación de sus provincias. La nómina de arterias que corren paralelas y continuadas incluyó a Sánchez de Loria (Charcas), Maza (Mendoza), Boedo (Salta), Colombres (Catamarca), Castro Barros (La Rioja) y Castro (Buenos Aires). La calle que le sigue a los homenajeados es Quintino Bocayuva. ¿Acaso otro concurrente de Tucumán? No. Bocayuva no fue diputado. Está fuera del grupo de congresistas. Off. Como el boliche que vengo a contar ubicado en la esquina de Quintino Bocayuva y Carlos Calvo, el Bar Quintino, un café del off Boedo.

El Bar Quintino abrió en 1905. Una placa de la Legislatura porteña colocada en la puerta del local celebra el centenario de su creación en 2008. ¿Cómo cumplió cien años en 2008? Pero entonces, ¿en qué año abrió? ¿Fue en 1905 o en 1908? “En 1905” insiste Facundo Caballero, heredero y cocinero del bar. Las redes sociales del Bar Quintino no fallan. Comunican 1905 como año de apertura. En fin, los tiempos de los políticos, en oportunidades, no coinciden con los papeles.

Facundo es hijo de Carlos Caballero quien falleció hace muy poco dejando un vacío insalvable, hasta el momento, de la movida tanguera nocturna que había alcanzado el bar a lo largo de décadas. Hoy el Quintino está reconvirtiéndose en un bar-restaurante de la mano de Facundo y Beatriz, su madre y viuda de Carlos. Ambos lo gestionan solos. “La cosa no está como para emplear gente”, me dice Facundo, quien se vio obligado a inscribirse en el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG) para estudiar cocina. Y como todo remate utiliza una metáfora futbolística: “Somos un Bar Notable de la Ciudad, en la cocina debiéramos tener a un jugador de primera, pero no nos dio para más que uno del ascenso”. Pese a bajarse el precio en sus cualidades gastronómicas, sostiene convencido que se siente jugador de la máxima categoría con el matambre a la pizza y los agnolotis de ricota, jamón, queso y nuez. Nota aquí.






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