El jueves, después de dos semanas sin verte, pasamos juntos un par de horas deliciosas. Coincidí con nuestra amiga Cristina González Narea. Te abrí el regalo que te llevaba: una libreta de color caramelo, con un poema manuscrito dedicado para ti, y un tubo de lápices con colas de diamante de colores. Te lo acercabas a la boca como si fuese un micro. Qué gracioso y qué guapo estabas. -Esto para que escribas los poemigas del Animal regresado -, te insinué.Crónica aquí.
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