miércoles, enero 01, 2025

Rodolfo Serrano

 Después de la Nochevieja

Qué dulce soledad… Suena en la calle
algún petardo, los restos de la fiesta.
Y nosotros, tú y yo, como una vieja
campana que ha perdido ya sus ecos.
La casa está vacía. En las paredes
el calor de los hijos que hace tiempo
marcharon con sus hijos. Nos abraza
una suave tristeza entre los muebles.
Los cuerpos nos arrastran por la alfombra,
subimos muy despacio la escalera.
“¿Has cerrado la puerta?” Como si alguien
fuera a robarnos el beso y la añoranza.
Estamos tan cansados. Me parece
que es hoy la madrugada un cristal roto
y el roce de las sabanas un pájaro
mojado por la lluvia del invierno.
El tiempo nos alcanza. Es una noche
igual que tantas noches. El futuro
es escarcha fundiéndose en la tierra.
La aguja del reloj, cansada, sueña.
Duerme, amor, dejemos que la vida
nos vista hoy de domingo y que sus labios
nos besen esta carne derrotada,
que arrope nuestro sueño hasta mañana.
(Yo esperaré contigo a que amanezca).
Foto, magnífica, de Raul Cancio.



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