viernes, octubre 03, 2025

Javier Rodríguez del Barrio

 Del tiempo y silencio compartido con Pablo Guerrero, recuerdo una noche de frío y día laborable en el que hablando de nuestra devoción compartida por Lisboa, junto a Rafa y Moncho, él nos dijo: “Vamos a casa, cojo el coche y nos vamos a desayunar allí”. Y dijimos que no, claro, que al día siguiente teníamos que trabajar. Ya sabéis. Y no, no deberíamos saber.

Moncho hubiese sido el único que lo hubiese hecho; es el más arrojado, el más consecuente con lo fugaz.
El otro día Irene me dijo que había sacado un nueve en Lengua. “Qué bien hija. Pero eso no es importante, ¿crees que cuándo hagas repaso en el final de tu vida recordarás eso? Llegarán a ti los nombres de antiguos amores, amistades y viajes”.
Como me alcanza a mí ahora ese recuerdo…



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