domingo, noviembre 30, 2025

Mariano Martínez

 “Seguir siendo un punk rebelde no tiene más sentido para mí”

El cantante y guitarrista celebrará los 35 años de “El cielo puede esperar”, el disco que hizo despegar a su antigua banda. El Chino Vera, bajista original, será de la partida.

Mariano Martínez volverá a los escenarios porteños este sábado 29 de noviembre a las 21, en el Teatro Vorterix (Av. Federico Lacroze 3455), para celebrar los 35 años de El cielo puede esperar. Es uno de los discos emblemáticos no sólo de Attaque 77, su antigua banda, sino también del punk latinoamericano. “No fue una excusa para volver al escenario, porque estoy en actividad todo el tiempo, pero me recordaron que en 2025 se cumplen 35 años de ese disco y algo me retumbó”, explica el músico. “Tengo las viejas cintas de la grabación de ese disco y pensé en volver a mezclarlo. Hablé con el sello que tiene los derechos, y también me transmitieron su inquietud y ganas de reeditarlo en vinilo. Entonces se armó una movida, de la que es parte el Chino Vera, nuestro bajista en esa época”.

-¿Cuánto de nostalgia hay en esto?

-No soy mucho de mirar para atrás, no soy nostálgico. A pesar de que le fue muy bien, se trató de un disco raro porque Attaque era una banda rústica, con un sonido medio callejero. En ese éxito comercial fue clave el trabajo de Juanchi Bailerón, el productor del disco. También quise aprovechar esta oportunidad para hacer una versión 2025 de esas canciones y pensé que podíamos grabarlas en vivo. Además, pasa otra cosa: hay nuevas generaciones de público que no han visto aquello porque no les tocó en ese momento por la edad. Y, de paso, más de la mitad de las canciones de ese disco nunca las volvimos a tocar porque después vinieron más discos y pasó el tiempo.

-En aquella época, ¿fantaseabas con ser punk toda tu vida?

-No sé si nos tomamos tan al pie de la letra esa idea. En un principio nos identificábamos en el punk, en la estética, en el sonido, éramos muy admiradores de toda esa explosión que en aquellos años había ocurrido en Inglaterra o en Estados Unidos. En el ’87, cuando el grupo empezó a tocar, pasaban muchas cosas en el under de Buenos Aires. No sólo en la música. Pero después quisimos ser una banda profesional y llegar muy lejos con nuestra música. Siempre me interesó que Ataque 77 fuera una banda de rock en castellano más que de punk rock.

-¿Entonces la melancolía de esa época pasa más por el público?

-Hay muchos que recuerdan esa época como el momento en el que eran libres y felices, y andaban sueltos. Después cuando uno crece, se casa, forma una familia y tiene que trabajar, todo eso se termina. Viví cosas increíbles: en los ’80 estuvo el under y en los ’90 nos hicimos muy populares. No sólo Attaque sino el rock en general, porque se volvió masivo, llegó a los estadios. De repente, me tocó compartir escenario con Iggy Pop, cuando tenía 23 años, o con los Ramones. Eran mis ídolos. Está bien que eso esté en el pasado porque ahora, por ejemplo, a mi hijo más chico, que tiene 19 años, le gusta mucho Milo J, quien acaba de sacar un disco muy interesante. Más que anclarme en el pasado, me interesa mucho ver la evolución. Aunque esto que digo puede parecer una paradoja porque voy a repasar un disco que tiene 35 años.

-El cielo puede esperar dura 34 minutos. ¿Qué tocarás en lo que resta del recital?

-Hay canciones nuevas que vamos a tocar. Son canciones que serán parte de un álbum que sacaré, que sirven de transición entre Attaque y esta etapa que estoy atravesando. Aprovecharé la ocasión porque me acompaña una banda espectacular. Algunos de estos músicos venían tocando con Attaque 77 en su última etapa. También haremos varias canciones viejas de la banda, que en algún momento regrabaré en un estudio. Hay muchos artistas que están haciendo eso de grabar cosas viejas y traerlas un poco al presente.

-Al parecer, no está en los planes de ninguno de los tres integrantes de la última formación de Attaque 77 volver a juntar a la banda.

-Mirá, yo no lo descarto. Paso a paso, uno va avanzando y entendiendo situaciones que se van dando. Y creo que de alguna manera fue necesario que paráramos. ¿Por qué? Porque en el momento que paramos el grupo llevaba activo 33 años. O sea, cuando el grupo se formó, yo, que soy uno de los miembros fundadores, tenía 16 años. Y hasta los 52, que fue cuando dimos el último recital, fui parte de la banda. Creo que todos entendimos que en nuestras búsquedas personales y musicales hacía falta la distancia. Además, estuvo la pandemia en el medio y ese momento movió un montón de cosas. A la distancia, lo que vos ves desde adentro como algo muy terrible, deja de serlo. Me arriesgaría a decirte que a mis compañeros seguro que les pasó lo mismo, porque es inevitable. Hasta no hace mucho, te hubiera dicho que una reunión no estaba en mis planes. Pero hoy no la descarto porque siento que todavía podemos hacer algún aporte. A mí me parece que primero tiene que darse algo desde lo humano. Nota aquí.





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