domingo, marzo 29, 2009

Joan Manuel Serrat

Serrat, por celestiales.
Lo que suele ocurrir con los grandes iconos de la música es que uno espera siempre encontrar en el escenario lo que del artista lleva en su mente y, en ocasiones, en su corazón. Cómo esperar sorpresas de Mediterráneo, Esas pequeñas cosas, Los fantasmas del Roxy. Serrat no decepciona. Es Serrat, y siempre conmueve de nuevo al entonar Lucía, una de las más pedidas, Para la libertad, una sacudida a los luchadores dormidos, y otros miles de diamantes que tiene el océano del Noi. Llevó su formato más intimista al teatro Moderno, lleno de 506 serratistas, y dio lo que el público quería, pero además, aunque suene imposible, repartió alguna sorpresa. Leer nota.

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