Sabina, joven por siempre
El sábado, en el Estadio Malvinas, el español volvió a probar su estatura artística. Una puesta en escena deliciosa, de climas diversos y altísima calidad musical, cautivó a las más de 7 mil personas que llegaron a la cita.
Fue la delicia de calibrar el peso de la palabra, en canciones autobiográficas que suenan siempre a nuevas; en frases de arenga bien trazada: “Aprovechando que estamos en la falda de los Andes, para recordar a San Martín: que ése sí que era un milico, y no como estos otros hijos de puta”, o “Quiero calentarles un poquito el corazón a los mendocinos; a las mendocinas un cuartito más abajo”.
O “Como es probable que otra noche igual no vuelva a sucedernos, quiero recordar a los que amo: Adolfo Castelo, Bioy, Borges, el petiso Guinzburg, la Negra Sosa, Tomás Eloy, Sandro”; todo entre gritos de aprobación de la platea enamorada de su trovador.
“Es mi primer concierto a los 61 años -confesó con tono suave y cálido, para contar que el día anterior había sido su cumpleaños-. Es la misma canción, la misma cara de viejo, el mismo poema. Luego llega la hora de bajarse el telón y sentir que ha sido un lujo llegar de nuevo a Mendoza”. Leer nota.
El sábado, en el Estadio Malvinas, el español volvió a probar su estatura artística. Una puesta en escena deliciosa, de climas diversos y altísima calidad musical, cautivó a las más de 7 mil personas que llegaron a la cita.
Fue la delicia de calibrar el peso de la palabra, en canciones autobiográficas que suenan siempre a nuevas; en frases de arenga bien trazada: “Aprovechando que estamos en la falda de los Andes, para recordar a San Martín: que ése sí que era un milico, y no como estos otros hijos de puta”, o “Quiero calentarles un poquito el corazón a los mendocinos; a las mendocinas un cuartito más abajo”.
O “Como es probable que otra noche igual no vuelva a sucedernos, quiero recordar a los que amo: Adolfo Castelo, Bioy, Borges, el petiso Guinzburg, la Negra Sosa, Tomás Eloy, Sandro”; todo entre gritos de aprobación de la platea enamorada de su trovador.
“Es mi primer concierto a los 61 años -confesó con tono suave y cálido, para contar que el día anterior había sido su cumpleaños-. Es la misma canción, la misma cara de viejo, el mismo poema. Luego llega la hora de bajarse el telón y sentir que ha sido un lujo llegar de nuevo a Mendoza”. Leer nota.
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