“No conozco canciones de amor optimistas”
Si de un helado de aguardiente alguien puede sacar una canción y en ella hacer que una tanguita de serpiente suene a vestimenta de musa. Ese es Joaquín Sabina.
Así lo prueba y lo canta el español en Tiramisú de limón, punta de lanza del disco Vinagre y rosas. Quedó claro que el llamado Flaco de Úbeda seguía tan flaco como siempre, tan estilísticamente sorprendente con la palabra como hace 22 años atrás cuando era El hombre del traje gris, o hace 32 cuando ponía a circular su primer Inventario.
¿Truco o juego? ¡Lo que sea! Sabina consigue sacar frutos de los terrenos áridos, de eso lares donde el ego corre el riesgo de no salir victorioso: el desamor, la melancolía y la tristeza. Leer nota.
Si de un helado de aguardiente alguien puede sacar una canción y en ella hacer que una tanguita de serpiente suene a vestimenta de musa. Ese es Joaquín Sabina.
Así lo prueba y lo canta el español en Tiramisú de limón, punta de lanza del disco Vinagre y rosas. Quedó claro que el llamado Flaco de Úbeda seguía tan flaco como siempre, tan estilísticamente sorprendente con la palabra como hace 22 años atrás cuando era El hombre del traje gris, o hace 32 cuando ponía a circular su primer Inventario.
¿Truco o juego? ¡Lo que sea! Sabina consigue sacar frutos de los terrenos áridos, de eso lares donde el ego corre el riesgo de no salir victorioso: el desamor, la melancolía y la tristeza. Leer nota.
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