Al abrigo de tu tristeza
A veces, cuando los días se tornan aciagos, solo un aporte adicional de tristeza puede servir de revulsivo. Leonard Cohen volvió a obrar anoche, en un repleto Palacio de Deportes, el milagro de la homeopatía: el veneno de la melancolía como abrigo frente a las miserias. El maestro sabe que casi todas las batallas están perdidas, pero alza, orgulloso, su figura arrugada para oficiar una ceremonia tan vieja como trascendental. Superados con creces no dos cuartos de siglo, sino tres, el caballero de sombrero borsalino nos cobró un dinero importante por sus valiosas canciones, pero regaló una sobrecogedora lección de dignidad. Nota aquí.
sábado, octubre 06, 2012
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