Jordi Pujol ha vivido toda su vida envuelto en la bandera catalana, como una prenda propia, íntima y, al mismo tiempo, institucional. Cuando estalló el caso Banca Catalana, como uno de los primeros escándalos político financieros de la transición, Pujol proclamó que Cataluña era él y atacarle era hacerlo a la nación. Y la magia resultó. Crónica aquí.
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