RETRATO ÍNTIMO DE «PEDRO GUERRA»
Habíamos iniciado ya la década de los noventa y éramos muchos los que andábamos con los pensamientos y los sentimientos de acá para allá, intentando adivinar, de una vez por todas, qué estaba pasando en éste nuestro "viejo país ineficiente" –como llamó a España Gil de Biedma, en su poema "De vita beata"–... La desmoralización seguía extendiéndose, como si fuera un fantasma del desengaño que intentaba atraparnos, a todos, en su maraña gris de insatisfacción y del fracaso de la utopía democrática...; la tentación en aquel momento, al menos para mi, estaba precisamente en aquello queGil de Biedma añadía a su poema: «En un pueblo junto al mar, poseer una casa y poca hacienda y memoria ninguna. No leer, no sufrir, no escribir, no pagar cuentas y vivir como un noble arruinado entre las ruinas de mi inteligencia». Crónica aquí.
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