El psiquiatra que fue amigo del Che
Don Fernando trabajó en las cárceles, en las zafras y hasta sacó del olvido a un prisionero norteamericano detenido en Vietnam: John McCain. Logró que se abriera en Cuba la primera clínica psiquiátrica con métodos modernos.
Fernando Barral siempre fue un invitado de la Historia, a veces la más trágica, otras la mejor. La vida lo condujo a acumular una de esas existencias en las que caben las pesadillas, los sueños, los éxitos, los fracasos, las aventuras y las desventuras de varias vidas humanas. Don Fernando es la memoria viva de varias revoluciones, del período más estruendoso de la Cuba revolucionaria, la memoria del peronismo naciente en la Argentina y la de muchos entreveros del destino. Nada de eso ha marcado su jovialidad orgullosa. Hoy, a sus casi 90 años, en su casa de La Habana, Fernando Barral contempla su destino con una satisfacción y un humor elocuentes. Ha tenido casi cuatro patrias y sigue siendo hijo del ideal revolucionario que lo trajo a Cuba gracias a la amistad que trabó con el Che cuando residía en la provincia de Córdoba, en la Argentina. Nota aquí.
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