“No te enterramos, te hemos sembrado”
Así le habló Taty Almeida, Madre de Plaza de Mayo, en la plaza Alberti, ante los aplausos de una nutrida y heterogénea concurrencia. Hubo recuerdos, discursos, música y un documental, todos dedicados a la figura del periodista, historiador y escritor.
El viejo indómito saca la lengua desde una foto pegada a un árbol de la plaza Alberti, en la esquina de Arcos y Roosevelt, el mejor gesto para burlarse de la solemnidad. Los hijos de Osvaldo Bayer -Esteban, Christian y Udo- trasladan el butacón rojo donde solía sentarse el autor de La Patagonia rebelde y colocan la urna con las cenizas del periodista, historiador y escritor, que murió el lunes 24 a los 91 años, en una pequeña mesita, una especie de altar íntimo y doméstico que incluye el aparato telefónico que usaba en su casa. ¡Osvaldo Bayer, presente!, grita el periodista Horacio Embón y una multitud responde: “Ahora y siempre”. Ahí están amigos y vecinos, militantes sindicales y políticos, anarquistas viejos y jóvenes, las madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, representantes de los pueblos originarios, artistas y estudiantes. Nota aquí.
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