Recuerdo de Mario Benedetti
Hace ya diez años que murió Mario Benedetti. Aprovecho estos días de verano para leer algunos de sus poemas y recordar la generosa amistad que me ofreció desde que nos conocimos al principio de la década de los 80, cuando era yo un joven poeta que buscaba su mundo y él un maestro que llenaba los salones de actos de España, ya fuese para presentar sus libros o para participar en las convocatorias políticas de la izquierda latinoamericana.
La poesía es un recurso privilegiado para recordar a los amigos porque conserva un rincón de intimidad en el que se pueden evocar conversaciones, manías, sonrisas y secretos. Hacer memoria del otro acaba convirtiéndose en un examen de la propia vida. Leo una antología de sus poemas, El amor, las mujeres y la vida y recuerdo al joven universitario que fui yo, interesado en los Epigramas de Ernesto Cardenal y en la poesía amorosa de Mario Benedetti porque suponían una invitación a mezclar los sentimientos de la vida cotidiana con el compromiso político. Nota aquí.
La poesía es un recurso privilegiado para recordar a los amigos porque conserva un rincón de intimidad en el que se pueden evocar conversaciones, manías, sonrisas y secretos. Hacer memoria del otro acaba convirtiéndose en un examen de la propia vida. Leo una antología de sus poemas, El amor, las mujeres y la vida y recuerdo al joven universitario que fui yo, interesado en los Epigramas de Ernesto Cardenal y en la poesía amorosa de Mario Benedetti porque suponían una invitación a mezclar los sentimientos de la vida cotidiana con el compromiso político. Nota aquí.
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