Alejandro Jodorowsky, los 95 años de un autor de culto: “¡Tengo 25 proyectos en marcha!”
Hollywood prepara la adaptación cinematográfica de ‘El Incal’, el más célebre cómic del escritor, cineasta, autor de cómic y psicomago.
Hay muchas excusas para entrevistar a Alejandro Jodorowsky (Tocopilla, Chile, 1929). En breve vuela a Los Ángeles para inaugurar una exposición conjunta con su mujer (Pascale, con la que vive desde hace 20 años) en la galería BLUM. Allí asistirá también a la American Cinematheque, que prepara una retrospectiva de sus películas, y visitará a los responsables de la adaptación al cine de su obra maestra del cómic, El Incal. Entretanto, busca financiación para su siguiente película, El viaje esencial. Acaba de publicarse su último libro, De la psicomagia al psicotrance, en Francia, donde se ha agotado en dos semanas. En mayo viajará a España para presentar el libro y dar una charla en la escuela de artes TAI de Madrid. Es decir, no para. Pero para justificar la charla quizá baste la excusa de que, pese a su lucidez y a su agenda, su carné de identidad dice que hoy, sábado, 17 de febrero, cumple 95 años.
El creador de la psicomagia recibe en su piso de París, atestado de montañas de libros. ¿Cómo está? “Mmmm… Estoy”. ¿En qué anda metido? “Hago lo que quiero hacer y no lo que otros quieren que haga”. ¿Es libre, entonces? “Soy libre, sí. Hasta cierto punto”. ¿Y es feliz? Aquí comienza el mambo: “Bueno, si yo me considero feliz, entonces no soy feliz; me estoy viendo, me divido en dos. Alguien que se observa se divide en dos: no ha vencido a su ego”. ¿En qué anda trabajando? “¡Tengo 25 proyectos en marcha!”. ¿Y cómo lleva la edad? “Hago 95 años. ¡Y hablo y pienso! Es una maravilla estar vivo”.
¿Y a su edad... piensa en el mañana? “A los 95 uno estira la pata”, suelta, y se queda pensando. “¿Por qué esa expresión…? Estirar la pata… caminas, te vas a otro sitio”, reflexiona. “Es posible que la muerte no exista, que sea un mito nuestro. La verdad no existe en este planeta, solo los caminos a la verdad. ¿Por qué me voy a considerar una persona que va a morir? Sí me considero una persona que va a cambiar. Pero si he desarrollado un espíritu, ese puede quedar, y ese puede ser eterno”. Y la pregunta que formula en voz alta queda resonando en la sala: “¿Por qué no atreverse a luchar para conquistar la eternidad?”. Por qué no. Nota aquí.
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