miércoles, agosto 21, 2024

La Oreja de Van Gogh

 La Oreja de Van Gogh: el inesperado renacer del grupo de la España que iba bien

El cancionero de la banda que arrasó a finales de los noventa y primeros años 2000 vive un momento de reivindicación gracias al público joven y a aquellos que antes los tachaban de cursis.

Existe mucha gente a la que le gustaba La Oreja de Van Gogh y no lo sabía. Más aún: a algunos les chirriaba la música del grupo donostiarra, pero ahora resulta que están cantando La playa. Y lo hacen mientras la banda actúa en el Starlite, Marbella (el pasado miércoles), ese bronceado ciclo de conciertos donde una cerveza cuesta 10 euros. Es el caso de Marta, Ainhoa y Raúl, todos treintañeros. Existe otra variante, la de Ernesto. Le regalaron sus padres El Viaje de Coppercot (segundo disco del quinteto, año 2000) por su cumpleaños número 13, siguió al grupo unas temporadas más, pero luego, en la Universidad, abrazó fervorosamente el indie. Sidonie, Astrud, La Casa Azul… “Pero recientemente he vuelto a La Oreja. No sé, me recuerda a mi preadolescencia y he reconectado con esas letras tan sencillitas”, señala Ernesto, 38 años, sin dejar de mirar al escenario. Ahora están interpretando Soledad.

Efectivamente, La Oreja de Van Gogh vive un momento de intensa reivindicación. Mirar las fechas de su extensa gira es refrendar que algo está ocurriendo con este grupo nacido en 1996 y que ha pasado por turbulencias de calado, la más notoria la deserción, en 2007, de su cantante, Amaia Montero. Las relaciones entre ella y los cuatro varones colapsaron y la vocalista apostó por una carrera en solitario que no ha terminado de despegar. Amaia fue sustituida casi de inmediato por Leire Martínez, exconcursante de Factor X, y así llevan desde entonces. Pero nunca tan requeridos como ahora. Incluso forman parte de festivales de corte indie o juveniles, como Boombastic o Arenal Sound. La impresión es que no solo alcanzan esta condición estelar por el episodio del pasado 21 de julio en el Bernabéu, cuando la colombiana Karol G invitó sorpresivamente a Amaia para interpretar el clásico de grupo Rosas. Ese momento funcionó como un segundo motor, pero la máquina ya estaba en funcionamiento. Nota aquí.




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