Añoranza
Solo tú permaneces, tal cual, en mi memoria.
Aquel olor a hierba mojada por la lluvia
que vivía en tu pecho, muchacha, dulce luna
de calles solitarias y cielos luminosos.
Te veo igual que siempre, cuando viene el recuerdo,
ahora cuando te invoco, tan cercana la noche,
con mi cuerpo vencido, ya en la derrota última,
y mi vida perdiendo letras y calendarios.
Vuelan ahora los días y todo pasa y cambia
como el humo de pajas, como un vencejo herido.
Solo tú permaneces a través de los años,
imagen de ti misma clavada en mi añoranza.
Esa mirada tuya, el cuerpo breve y cálido,
tu cigarro en los labios, la ternura en la carne
calándome los huesos con tu sudor sagrado.
Y esa suave pereza que dormía en tu cuerpo.
Te recuerdo como eras en los tiempos de gloria,
hace ya tantos años, cuando el mundo era nuevo,
cuando tú eras la dicha y yo buscaba estrellas
en la piel de los mapas marcados en tu vientre.
Te recuerdo y te veo como tú eras entonces.
Y me duermo contigo y te busco en mis cosas.
Aún evoco tus lágrimas cuando la luz entraba
por el cristal de lluvia de un hotel de suburbio .
(El llanto es ahora mío al saberte tan lejos).
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