sábado, junio 10, 2023

Camino de Santiago

 El rito jacobeo de la nueva era: Peregrinar, abrazar al Apóstol y tatuarse una vieira

El bum del Camino de Santiago tras la pandemia desata la fiebre de los tatuajes conmemorativos entre peregrinos de todas las nacionalidades. Por 40 euros, cientos de caminantes regresan a casa marcados con un ‘souvenir’ eterno.

Cada vez que salía de la ducha en cualquier albergue de peregrinos, Rubén Mondelo tenía que taparse la espalda con la toalla para evitar que otros caminantes se lanzaran a retratarlo, desnudo, por detrás. En Santiago, se ha tenido que zafar de turistas que aprovechaban cualquier descuido para intentar inmortalizarse con él (de espaldas) como si fuera el mismísimo Pórtico de la Gloria. Esta de hoy, en un paisaje de la dehesa de San Sebastián de los Reyes, justo cuando el día que amaneció apacible y soleado se enfurece y atormenta como tantas veces ocurre en el Camino, es una de las pocas ocasiones en que este hombre de 51 años, con 16.015 kilómetros jacobeos en las ruedas de su bicicleta y 2.720 en sus botas, deja que lo fotografíen. Hace siete años, Mondelo decidió grabar para siempre en su piel esta experiencia que lo transforma cada vez que echa a andar con su mochila. Desde el año 2000 lleva ya 31 viajes a Compostela que serán 32 cuando, en pocos días, se encuentre en Irún con otro peregrino alemán que acaba de completar la Ruta de la Plata, para hacer juntos los 840 kilómetros del Camino del Norte.

“Quise tatuarme en 2010, pero al final lo hice en 2016, en concreto el 24 de noviembre; porque me gusta acordarme de las fechas y esa está señalada para mí por el 25º aniversario de la muerte de Freddie Mercury”, recuerda el peregrino madrileño. Ese día, sin sospecharlo, Mondelo cimentó un ritual que ahora, tras la pandemia, se ha convertido en fiebre. Si en Galicia se suele decir que la concha de vieira que distingue a los peregrinos desde la Edad Media fue el primer souvenir de la historia, la revolución del mercado de los recuerdos viajeros irrumpe ahora cargada de tinta. Muchos peregrinos ni siquiera esperan para esto a llegar la catedral, visitar el sepulcro de plata y hacer cola para abrazar el busto del santo, ahora que la basílica está a punto de levantar la prohibición de este antiguo ritual, impuesta desde la pandemia. Nota aquí.




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