Amelita Baltar, su enemistad con “la otra” ex de Piazzolla, la insólita charla con el Papa Francisco y su balance a los 84 años: “He vivido como un hombre”.
Para todos es “La Baltar”. Ícono. Voz identitaria del tango argentino. Uno de los grandes amores de Astor Piazzolla. La artista que le dio alma a “Balada para un loco”, la composición que cumple 55 años de vida y que comenzó a germinar cuando el poeta Horacio Ferrer salió a caminar por Buenos Aires y en su cabeza comenzó a repiquetear una frase: “Ya sé que estoy piantao”, esas ideas que trascenderían poderosas en la voz de la cantante.
“Sé que canto como pocas”. María Amelia Baltar, Amelita, que canta el tango como ninguna, arrancó la charla con LA NACION con la vara alta. “Canto maravillosamente bien”, reafirma, pero se pregunta “¿eso qué quiere decir?”.
-La falsa modestia no es lo suyo.
-Estoy cantando mejor que nunca.
Se va a la cocina de su departamento, en una planta baja silenciosa de la calle Austria. Sirve café. Lo cotidiano que hace bajar a tierra a ese ideario que se tiene sobre la estrella internacional. “Camino por la calle y me gritan ‘ídola’; bajan los vidrios de las ventanillas de los autos y me dicen ‘nadie canta como vos y, además, sos linda’”, sentencia desde la mesada imitando a esa voz del pueblo irrefutable, mientras consulta si sirve con azúcar o edulcorante.
Si “La Baltar” hace notar que, en la calle, confirman su belleza, es por algo. No hay que dejar pasar ese tren que a ella le importa destacar a sus maravillosos 84 años.
-Se la ve espléndida.
-Soy coqueta como mi abuelo Baltar, tengo espejos por todos lados y me miro. Cuando, en la calle, me piden una selfie, les digo que sí, pero, si no estoy maquillada, me pongo los lentes oscuros. Lo único que no tolero es el pelo desprolijo. Siempre tengo que estar peinada, aún cuando ando en jogging; por la artrosis en los hombros -algo tengo que tener- voy a la peluquería para que me laven y peinen casi todos los días.
-Amelita, vine a hablar de música, pero estamos conversando sobre peluquerías.
-No me la creo. Hablo con los porteros, todos saben quién soy. Me dicen: “Ayer pasaron una cosa suya en televisión”, pero, para ellos, soy la vecina.
Hay que seguirle el paso. Nunca mejor utilizada la expresión en torno a esta mujer que camina varios kilómetros por día y se expresa a la velocidad de la luz, con ese fraseo particular. Tan de ella. Acompaña su decir con la misma impronta que le imprime a sus interpretaciones como cantante. Cuenta que suele ir a tomar cerveza a un bar ubicado a la vuelta de su casa y hasta se permite confesar que disfruta de esa sensación de regresar a sus aposentos “medio boleada”. Está de vuelta.
-Ha sabido disfrutar de la vida.
-He hecho lo que he querido siempre. Desde muchacha, hice lo que quería, ya sea en la música como en lo amoroso.
-Cuando tal emancipación en la mujer no era validada socialmente.
-He vivido como un hombre.
Nació en una planta baja en ese vértice donde Riobamba se interrumpe con Juncal. Paquetísima. “Por eso la frase ´salgo de casa por Arenales´”.
Primer round, comienza a vocear esa partitura célebre de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer que catapultó a los tres de manera determinante. “Por Callao hay una baldosa donde está la letra completa y dice que Amelita Baltar lo cantó”. Nota aquí.
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