Elegía para un perro callejero
Nunca supo estar sólo. Y era como
si algo de humanidad hubiera entrado
en su corazón de perro callejero.
Por eso convertía en una fiesta
tu regreso a la casa. Eras el héroe
que vuelve derrotado y que recibe
atropellos, jadeos y ladridos,
claros clarines y los truenos de oro.
Completo aquí.
lunes, febrero 08, 2010
Rodolfo Serrano
Publicadas por Romano a la/s 9:38 a.m.
Etiquetas: Rodolfo Serrano
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentarios:
Gracias por colgarlo aquí.
Un beso
Alicia
Publicar un comentario