Franco, un cadáver indigesto
La demonización de la transición española es uno de los legados más nefastos de José Luis Rodríguez Zapatero. Él no tuvo edad para participar en el final del franquismo y en la construcción de la democracia; en consecuencia, no estuvo bien hecho ese proceso. No hay nada más confortable que ser antifranquista en el siglo XXI. Por lo tanto, es un estadio ideal para generar crispación con la recuperación de un antagonismo que la Ley de Memoria Histórica -que fue un acto de propaganda sin presupuesto- nos deja como herencia. Por si faltaba algo más como acto póstumo, el zapaterismo nos deja el cadáver de Franco encima de la mesa. Crónica aquí.
miércoles, noviembre 30, 2011
Carlos Carnicero
Publicadas por Romano a la/s 11:35 a.m.
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