La libertad guiando al pueblo
No te confundas, Toñi, el éxito de mi investigación es testimonio de mi insignificancia”, asumió el detective. “Fue mi fama de inutilidad, más que mi inteligencia, la que se convirtió en una trampa para el anticuario. Me llamó porque no me consideraba un peligro y ha confesado algunos secretos porque piensa que no represento una amenaza. No soy más que un personaje de ficción, la pura inexistencia”, concluyó Azaña. Crónica aquí.
lunes, julio 09, 2012
Luis García Montero
Publicadas por Romano a la/s 3:23 a.m.
Etiquetas: Luis García Montero, Manuel Azaña
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario