La excusa nacionalista
Para quien crea en la casualidad, en la mecánica rubia de un azar que nos lleva a internarnos, suavemente, en las primeras novelas de Paul Auster, es completamente fortuito que la amenaza de la secesión de Cataluña –o Catalunya- se haya producido en el contexto de nuestra peor crisis económica. En medio de este precipicio, en la desolación de un mundo cambiante que, más que caer, se derrumba y se abisma sobre el páramo, los catalanes parecen haber redescubierto o recordado que desean ser una nación, que nada deben al Estado centralista opresor y que, por estar, estarían mejor solos. Nota aquí.
sábado, septiembre 22, 2012
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