“El flamenco lo tiene muy difícil para sobrevivir”
El cantaor regresa a Madrid para presentar en la Zarzuela su reivindicación del género puro
Desde que en 1993 se presentó como un ciclón que casi arranca y se lleva por delante el tablao del festival de Cante de las Minas de La Unión, la presencia de Miguel Poveda (Badalona, 1973) en el mundo del flamenco no para de crecer. Tal es su ascendiente sobre el género que ya se permite divisar desde las alturas de su trono el eterno debate entre antiguos y renovadores. Y este detalle tiene su mérito. Como se repite a menudo, Poveda no es ni gitano ni andaluz, y esas son las menores de sus afrentas a la tradición. Ha cantado copla, tango y versos en catalán, además de introducir trompetas y violines en algunas de sus grabaciones. En definitiva, ha hecho todo lo que podía hacer para que los puristas desvíen la vista al cruzárselo, pero ni por esas es sencillo encontrar malas palabras sobre él, más allá de algún exabrupto desafinado que suena al fondo de la caverna. Nota aquí.
viernes, octubre 05, 2012
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