martes, marzo 12, 2013

Joaquín Pérez Azaústre

Iberia, Bankia, Orizonia
Repasemos la vida más reciente: nos hemos ido acostumbrando a vivir golpeados.




Los amantes pasajeros no vuelan en Iberia. Cómo van a hacerlo, si la línea parece a punto de caer, en picado y sin alfombras de aire, hacia su propia espiral de desmantelamiento, camuflada de reestructuración. Mientras las huelgas surgen, se atemperan, y las mediaciones se convierten en una nota más del conflicto infinito, recordamos el plan de vuelo adverso: aunque primero fueron 4.500, ahora la empresa tiene previstas 3.800, que no es poco, por prejubilaciones. Son 3.800 despidos, como los 5.000 de Orizonia o los de Bankia. Si recordamos que la indemnización por los 5.000 despidos de Bankia fue casi la misma cantidad que se pagó a 50 directivos que salieron de la entidad, y hacemos números, esta ruta celeste no pude presentarse más oscura: sobre todo, si tenemos en cuenta que esos directivos fueron los causantes del desastre. Nota aquí.

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