Adiós a un referente en dos trincheras
El autor de La sonrisa etrusca sostenía que “hay dos tipos de economistas, los que trabajan para hacer más ricos a los ricos y los que trabajamos para hacer menos pobres a los pobres”.
Morir es un acto vital. José Luis Sampedro había asumido con naturalidad, de un tiempo a esta parte, ese momento ineludible. No le temía a la muerte. Su preocupación era de otro orden. Tenía miedo a fallar, a no saber hacerlo con dignidad. El escritor, economista y académico sintió que llegaba su hora, el domingo pasado por la noche, cuando le confesó a su esposa, la filósofa y escritora Olga Lucas, que quería beber un Campari. “Así que le hicimos un granizado de Campari”, contó ella. “Me miró y me dijo: ‘Ahora empiezo a sentirme mejor. Muchas gracias a todos’.” Luego se durmió. Al cabo de un rato, ya en la madrugada del lunes, murió a los 96 años como había vivido: sencillamente, sin estridencias, sin ruido. Nota aquí.
miércoles, abril 10, 2013
José Luis Sampedro
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1 comentarios:
Llegué a tu blog por casualidad y me entero de su muerte, siento una gran pena porque además en una oportunidad le dediqué un post.
http://pajaroalviento.blogspot.com.ar/2010/02/un-ser-admirable-jose-luis-sampedro.html
Saludos y disculpas por entrar sin ser invitada, pero lo de JLS me llegó especialmente.
REM
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