Javier Krahe: el hombre que (no sólo) cocinó un cristo
El Sol ya no es el que era en verano y, a las siete y media de la tarde, empieza a ocultarse entre el smog y la pereza otoñal. El entrevistador divisa a Javier Krahe cuando se encuentra a unos cien metros del punto de encuentro, el bar La Antorcha, situado en la céntrica y madrileña calle del Pez. El cantautor viste de vaquero y retrasa la entrada al local por culpa de un purito, porque ahora no se puede fumar en los bares, o sí, pero con la consecuente multa. Antes que nada, el periodista se acuerda de dos canciones suyas, “Gracias canción”, por un lado, y por otro, “Gracias tabaco”. ¿A qué le debes más?, le pregunta. “Lo de la canción es muy posterior a que yo fumara. Llevo más años con el tabaco en cuanto a usuario. Bueno, en cuanto a usuario no: usuario de la canción eres desde niño, porque siempre oyes canciones. Me dedico a la canción y me dedico a fumar”, responde. Entrevistado y entrevistador entran al bar, toman posesión de una mesa con vistas a un tablón de anuncios, el primero pide un café, el segundo una caña, y arranca la cosa. Nota aquí.
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