lunes, diciembre 02, 2013

Javier Krahe

Javier Krahe




El soneto suele ser una prueba de fuego para los poetas. Su rima estrecha y su estructura fija retan la libertad de cualquier mundo personal. Hay que tener mucha energía lírica para no acabar corriendo con la lengua fuera detrás de las exigencias de los cuartetos y los tercetos. Sólo los autores más fuertes consiguen someter las rimas de la estrofa a su capacidad de mirar y decir la realidad. No se desnudan por exigencias del guión, sino que matizan, perfilan, eligen, imaginan, hasta ponerse o quitarse la ropa que ellos mismos quieren. Crónica aquí.

Por Luis García Montero


1 comentarios:

jaime dijo...

¡Un grande!... Bueno dos.