jueves, enero 02, 2014

Javier Bergia

Delirio.
















Cuantas veces al oído he implorado  a la razón, 
en las noches de presagios y cometas. 
Las estrellas al amparo de un espacio inagotable, 
dibujando un infinito océano de caricias, 
y de besos  que dejaron en la almohada la pureza 
del perfume apasionado de una eterna despedida. 

Crónica aquí.

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