Un siglo de “Platero y yo“
Habla de sexo, trabajo infantil y hasta de un caldo de perritos, señala un experto. Influyó incluso en Borges.
“Yo nunca he escrito ni escribiré nada para niños”, decía Juan Ramón Jiménez (1881-1958) en el prólogo a la primera edición de Platero y yo, la novela a la que su nombre quedaría adherido. “Es un libro que necesita una lectura adulta, habla de sexo, de homosexualidad, de trabajo infantil”, señala Jorge Urrutia Gómez, especialista en este autor, que marcó el canon de la poesía española y fue Premio Nobel en 1956. Nota aquí.
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