sábado, octubre 25, 2014

Guille Ortiz

Cambalache

La charla con Toño Angulo es la más triste del mundo: terraza del Café Gijón, un mundo que se acabó y otro que va a acabarse en breve. Le digo: "Bueno, habrá que seguir intentándolo" y él dice: "O no". Rendirse, por tanto. Ir a por el dinero, allá donde esté el dinero si es que hay dinero más allá de Miguel Blesa y Francisco Nicolás. Lo demás es el Titanic hundiéndose y a mí no me parece mal que el Titanic se hunda porque esas cosas pasan, lo que me molestan son los que están metidos en los botes dándote remazos para que no te subas, como si hubiera un Carpathia dispuesto a rescatarles.

Así que lo importante ya no es nadar bien sino nadar rápido. Quizá siempre lo haya sido.
Crónica aquí.

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