“El envejecimiento verdadero es no aceptar los cambios”
Aunque admite que el final de su viaje en Bersuit dejó muchas cosas sin resolver y que tuvo que atravesar un período de aislamiento, el músico señala que “es un regalo enorme de la vida tener una nueva banda, que la gente me haya regalado una oportunidad”.
En un piso alto del edificio de su compañía discográfica, Gustavo Cordera habla por teléfono mientras da vueltas por una gran pecera. Y cuando la puerta se abre, desviste esa inconfundible voz de osito Teddy: está, una vez más, contestando preguntas. El intenso período de exposición pública al que se somete cuando el evento a promocionar es grande lo sostiene en la baraja durante varias semanas, con veredictos concluyentes acerca de la relación entre Estado y cultura, o sobre la belleza que puede guardar el asalto a un supermercado. Pero el batifondo no lo altera. A sus espaldas, la enorme vidriera trasparenta tanques de agua y terrazas chetas de un Palermo Hollywood manso que espera por otra noche de coctelería. Corta el teléfono y atiende con entusiasmo el trabajo del fotógrafo: “¡Qué bueno, loco! ¡Qué buena foto!”. Nota aquí.
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