Frontera inhumana
Resulta esperanzador que la Cámara de Representantes destine 3.960 millones de euros a mejorar la seguridad y salubridad de los inmigrantes
La estremecedora imagen de un hombre salvadoreño y su hija de menos de dos años flotando ahogados en las orillas del río Bravo es el mejor ejemplo del inmenso drama humano que se está viviendo en la frontera sur estadounidense y de cómo las políticas populistas de soluciones radicales y simplistas aplicadas a la inmigración, lejos de solucionar el problema incrementan el sufrimiento.
Desde que inició su carrera hacia la Casa Blanca, Donald Trump siempre ha parecido obsesionado por la inmigración, a la que considera uno de los principales problemas de seguridad nacional de EE UU. Pero sus propuestas, primero como candidato y luego como presidente, lejos de aportar soluciones o aliviar la situación no han hecho otra cosa que aumentar su gravedad. Cuando no han creado un caos jurídico, han desatado indeseados roces diplomáticos o, lo peor de todo, han provocado un sufrimiento totalmente innecesario a las personas detenidas por intentar entrar en Estados Unidos, y a sus familias. Basta recordar la dura imagen de unos niños que observaban cómo la policía de fronteras esposaba a sus madres o la de los menores separados de sus padres durante meses. Nota aquí.
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