martes, agosto 06, 2024

Simone Biles

 Simone Biles, más grande aún cuando tropieza, reclama a Rebeca Andrade para su club

La estrella de París pierde el equilibrio en la barra, donde gana la italiana Alice d’Amato y ella es quinta, y se sale del cuadrilátero del suelo y es segunda tras la brasileña

La música del suelo se apagó. La fiesta ha acabado en la Pirámide de Bercy. El pabellón aclama ¡Re-be-ca! ¡Re-be-ca! ¡Re-be-ca! Y, desde el podio, en el escalón del bronce, Jordan Chiles dirige y anima al coro, y le pide un crescendo imposible, y en el escalón de la plata Simone Biles acompasa los gritos con sus palmas, feliz como una niña celebrando a su reina, a Rebeca Andrade, la brasileña de las favelas, que asciende al primer escalón, el del oro, y puestas de acuerdo con un gesto, Chiles y Biles, a un lado y otro, se inclinan y la reverencian como a Sisi emperatriz sus cortesanas en Viena. Y no hay quien no se emocione ni entienda a la perfección el significado de lo que ocurrió el último día de la gimnasia, un lunes a la hora de la comida, junto al Sena en París. Tres gimnasta negras en lo más alto.

“Fue muy bonito por su parte”, dice Andrade, la medalla de oro al cuello, y se parte de risa. “Son las mejores del mundo. Lo que han hecho significa mucho para mí. Me siento honrada. Siempre nos apoyamos mutuamente. ¡Y hemos demostrado el black power! Ha sido estupendo. Ya fuimos tres negras en los Mundiales, y ahora poder hacerlo en los Juegos Olímpicos significa que hacemos realidad nuestro poder. Nos aplaudirán o tendrán que tragárselo. Me quiero a mí misma, me encanta mi color de piel, pero no me centro en eso. Rebeca va más allá de su color. Lo mismo ocurre con Simone y Jordan”.

Simone Biles, que llegaba a la final de los dos últimos aparatos, barra de equilibrio y suelo, con tres medallas de oro colgadas al cuello, y favorita para sumar al menos otro oro más, se cayó de la barra de equilibrio, y en su cuarta interpretación en ocho días de su danza liberadora sobre el tapiz de las cuatro diagonales —triple doble mortal, completo frontal hasta doble doble, doble con medio giro y doble— se manifiesta con tal energía y velocidad que el cuadrilátero de 12x12, 144 metros cuadrados, y la diagonal son poco menos de 17 metros se le queda pequeño y pisa fuera al aterrizar en dos. Nota aquí.




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